I can't think straight

Hace un momento terminé de ver esta película (click aquí para verla), la majestuosidad del internet me lo permitió. Y debido a mi naturaleza, a la que llamaría “demasiado empática”, terminé derramando unas lágrimas, pensando en los finales felices y, sobre todo, en salir del closet con mi familia.


Mi hermano piensa que soy bisexual pero, la mayoría del tiempo, me dan ganas de sacarlo de su error y aclararle que soy lesbiana. De momento no me siento completamente preparada pero al ver la escena en la que Leyla le cuenta a su familia que es homosexual, no pude evitar sentirme ella en ese momento y sentir la reacción de los padres de Leyla, la reacción de los míos… Esa escena es precisamente lo que creo que sucederá el día en que se lo cuente a mis padres, un día que cada vez veo más cercano.


El film me cobró unas lágrimas. Sí, ya sé. Soy demasiado cursi y emocional pero no puedo evitarlo, es parte de mí. Disfruté la manera en que Tala regresa a Leyla después de haber enfrentado sus miedos, después de superar lo que le impedía sentirse cómoda consigo misma… Lo mejor, Leyla seguía amándola.


Comentando con una amiga sobre la película, la nostalgia que me produjeron algunas escenas y el modo en que refleja lo que soñé. Ella, amablemente, se limitó a decirme: “Calma, los finales felices existen… sólo que tardan en llegar.”


Noté que mi amiga tiene razón y pues como se dice por ahí: “Hay que besar unas cuantas ranas antes de encontrar a la que se convertirá en tu princesa.” Sólo espero que no sean muchas porque no me gusta la idea de andar besando a una y a otra.

Antes de terminar con este post, quiero confesarles mi amor por Sheetal Sheth (Leyla). ¡Una mujer hermosa!