Charlas de auto...

"Por la carretera
cruzando la frontera iba una morena.
¡Qué bien que se le ve!"

Pues cuando voy de co-piloto es tan difícil dejar de mirar a las niñas lindas que pasan por la ciudad. Mi hermano (ya saben el típico hermano mayor que siempre anda cuidando a su hermanita menor, osea yo y que siempre anda ejerciendo su derecho a molestarme) ha notado que mi forma de mirar a las niñas es diferente.

El pasado fin de semana, mi buen hermanito mayor me acompañó a cortarme el cabello. Llegué y había toda una familia completa en sesión de tijeras y tuve que esperarme un buen rato y a mi querido bro, como a todo hombre, le desespera esperar y decidió bajar y sentarse conmigo a esperar.

Después que toda la familia terminó su cambio de look, le siguió un niño con pinta de niña y mi hermano me miraba como diciendo éste es más loca que todos los estilistas de la E (en mi ciudad, la E es una conocida avenida donde hay miles de peluquerías en las que trabajan gays). Mientras al niño le cortaban el cabello y, finalmente, después de esperar más de una hora... era mi turno. Pasé a la silla y como de costumbre conversaba con mi estilista de ningún tema en particular. Al cabo de unos minutos (no muchos y tampoco pocos) salimos del salón de belleza.

Ya cuando ibamos de regreso a casa. Mi hermano comienza la platica:

Mi bro: ¿Y esa loca que estaba esperando turno?
Lespi: ¿Quién? ¿El niño medio delicado que pasó antes que yo?
Mi bro: ¿Medio delicado? ¡Dirás loca profunda!
Lespi: ¿Era gay? (haciéndome la desentendida)
Mi bro: ¡Claro pues mi amor! ¡Este ojo no se equivoca!
Lespi: ¿Ahora resulta que tienes un radar para reconocerlos?
Mi bro: Algo así, aunque contigo me está fallando el ojo. Para mi que pateas con los dos pies
Lespi: (al borde de un ataque de nervios) Oye ¿qué te pasa sabandija? Hablas piedras (mientras improvisaba una falsa risa)

Para pasar la profunda puesta bajo sospecha en la que me colocó mi hermano no hice nada más que darle más volumen a la música y esperar la llegada a mi casa. Pero mi sabandijón (como lo llamo) ya se está dando cuenta... Cada día se acerca más el día cero!