Recordando mi vieja amistad especial ...

"La amistad es algo que atraviesa el alma
es un sentimiento que no se te va..."

Era el mismo asiento de bus, casi la misma hora y hasta el mismo día en que la ví por última vez. Después de ese día no volví a mirarla de la misma forma de antes. No la odio porque una vez escuché que el odio duele menos que el olvido... por eso sólo la olvide.

Todo empezó desde que tenía once años y unos cuantos meses, ella tenía doce. Acababamos de empezar la secundaria, era un día de esos en los que como de costumbre andaba perdida y como por andar en hueving todo ese verano (verano del 98 que aún recuerdo) no hice la academia pues no tenía amigos ni conocidos ni nada. Ella era la niña más dulce que se me acercó y me dijo que si quería pues podía caminar con ella... Desde ese día y hasta el último día de la secundaria no hicimos otra cosa que caminar juntas.

Los tres primeros años de secundaria viviamos a una distancia considerable la una de la otra y pues sólo iba a su casa cuando era necesario. Siempre aprovechaba los días de examen de mate (nunca fuí buena en números; ella, por el contrario, era muy hábil). Pero cuando mis padres compraron una casa cerca a la suya pues casi muero de la felicidad... ¡¡¡iba a estar muy cerca de mi "mejor amiga"!!!...

Así es, ella era mi mejor amiga y hablo de tiempo pasado porque ya no lo es... la gente va y viene, alguna se queda por un tiempo y otra para siempre y pues ella sólo era por un tiempo...

En cuanto nos mudamos, mi mejor amiga estuvo aún más cerca de mí. Empezamos a hacer todo juntas, de las 24 horas del día pues pasabamos juntas unas 14 horas... 8 horas en el cole (ella siempre se sentaba detrás de mí y siempre andabamos en el cuchicheo, en arrumacos que todos interpretabamos como arrumacos de buenas amigas... para ella lo era... para mí era mi autonegada lenchez que iba floreciendo con esta amistad) y el resto de horas o las pasabamos en su casa o en la mía pero no había tarde en la que no estuvieramos juntas... Y cuando no estabamos juntas pues nos quedaba el teléfono; así es, aunque viviamos a tres minutos a pie pues cuando no estabamos juntas, estabamos pegadas del fono hable y hable como si nunca hablaramos...

Ya perdí la cuenta de cuántas veces vimos Sherk. Siempre era lo mismo o veíamos Shrek o veíamos alguna otra película nada taquillera pero que nos mantenía en ese sillón y siempre en la misma posición: ella acostada en aquel sillón grande y yo sentada sosteniendo su cabeza sobre mi regazo y acariciándole el cabello con mis manos, dibujando la silueta de su rostro con mis dedos.

...El cuento de hadas de la secundaria acabó y yo seguía convencida que amaba a esa niña pero que la amaba como una hermana, como mi mejor amiga que era... continuaba negando mi lenchez...

Llegó la hora de ir a la universidad. Nos mudamos de ciudad, ella a 8 horas de nuestra ciudad natal y yo sólo a 2. Sin embargo, eso no fue motivo para dejar nuestra amistad de lado. En cada oportunidad que teníamos pues aprovechabamos para enviarnos cartas, nos escribiamos por e-mail, conversabamos por teléfono cuando nos era posible y no hacíamos más que esperar las vacaciones para vernos.

El bus en el que ella regresaba a la ciudad siempre llega a las 6 de la mañana y desde esa hora llamaba a mi casa y yo, dejando el sueño de lado, salía más que emocionada de la cama a contestar el teléfono para ultimar los detalles para ese día. Cuando la veía era un abrazo de oso el que nos dabamos... no nos veíamos después de meses y no queríamos despegarnos la una de la otra.

Todo iba de maravilla hasta que sucedió lo que no se me había cruzado por la mente después de que cada una tuviera su ilusión de cole (ilusión que tuve con un niño en mi época de buga jaja). Un chico llegó a su vida y yo que la conocía demasiado podía apostar que sólo estaba con él por no sentirse sola y cuando se lo pregunté ella no hizo más que confirmar mi sospecha. Salía con aquel niño para no sentirse sola, sin embargo, la soledad la llevaba a tomarse las cosas muy rápido y no dudé en hacerla caer en la cuenta de lo que eso significaba...

Un día decidió venirse a una conferencia de idiomas en la ciudad donde yo estudio. Pues yo emocionadísima con la noticia hasta que me dijo que vendría con su dichoso enamorado. Me dije a mi misma que estaba bien, al menos la vería...

Cuando los vi juntos ya no pude negarlo: sentí celos de que ese niño tomara la mano que por más de cinco años yo había tomado, que la abrazara casi como lo hacía yo. Miles de cosas pasaron en ese viaje y hasta una borrachera y un impulso de besarla mientras dormiamos fueron el diagnóstico de que en realidad había vivido enamorada de mi mejor amiga y que sólo deseaba que ese niño no existera...

Más allá de mis impulsos y sentimientos recien descubiertos o tal vez aceptados por mí, decidí aconsejar a mi amiga sobre la acelerada reacción de amor desenfrenado con ese niño y, aunque tenía celos, le di un consejo que cualquier otra persona le hubiese dado...

Ella no lo tomó muy bien y desde ese día en que nos despedimos de la estación de buses y tomé un bus para refugiarme en casa, desde aquella vez no somos las amigas que eramos antes y descubrí que siempre la quise y no precisamente como amiga... Pero todo en esta vida pasa y lo que sentía por ella también pasó...

¿Cuál es la moraleja de este post? She was my best friend and She was my first love too. Fue mi lencho amor secreto. Y aunque nunca le dije lo que descubrí en aquel viaje que ella hizo con su querido y hasta ahora enamorado, las cosas cambiaron. Atrás quedaron las llamadas teléfonicas, los mensajes de texto por las madrugadas, los e-mails, las cartas (después de descubrir mis sentimientos no hice más que romper todas las cartas)...

Hoy puedo decir que la olvidé y pues también dejé de quererla. Le dije adiós a la emoción que me causaba leer sus cartas o escuchar su voz...

"La amistad es algo que atraviesa el alma
es un sentimiento que sí se te va..."